jueves, 10 de febrero de 2011
CÁNCER DE MAMA | Cirugía conservadora en ciertas pacientes
El planteamiento supone un cambio profundo en el abordaje del cáncer de mama. Tras 100 años en los que los cirujanos han estado extirpando los ganglios linfáticos de la axila afectados en mujeres con tumores mamarios, convencidos de que así aumentaban los años de vida de sus pacientes y el tiempo libre de enfermedad, un nuevo estudio acaba de poner en entredicho esta práctica médica habitual en algunas pacientes.
Tal y como publica el último número de 'Journal of the Medical Association', extraer los ganglios cancerosos de debajo del brazo no aporta ningún beneficio a las pacientes y sí un elevado número de complicaciones, como infecciones y linfedema. Esta acumulación de edema está producida por una obstrucción en los canales linfáticos e incapacita la vida del 10% de las mujeres que se realizan una mastectomía radical con extirpación de los nódulos.
De hecho, en la nueva investigación, las mujeres que tenían afectado el ganglio centinela (el primero de la cadena nodular debajo del brazo) u otro ganglio más en las que no se procedió a su extirpación tuvieron las mismas tasas de supervivencia que aquéllas a las que se les realizó el vaciamiento de la axila. Armando Giuliano, del Instituto del Cáncer John Wayne en el Centro de Salud St John's, en Santa Mónica (EEUU) y autor principal del 'atrevido' ensayo aclara que los nuevos hallazgos, junto con otros similares de estudios anteriores, deberían cambiar la práctica médica de muchas pacientes.
De hecho, al parecer, algunos centros estadounidenses, como el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center en Manhattan, han cambiado su práctica clínica en las mujeres que se pueden beneficiar de esta opción más conservadora a raíz de esta nueva información.
"El hospital dejó de realizar el vaciamiento axilar en septiembre porque conocía los resultados del estudio. Pero el cambio más generalizado puede llevar tiempo, porque la creencia de que es más beneficioso eliminar los ganglios está profundamente arraigada". De hecho, su extirpación en pacientes con carcinoma infiltrante de mama sí es un acto quirúrgico universalmente aceptado, dado que siempre se ha considerado que los ganglios linfáticos de la axila constituyen un escalón en la progresión de la enfermedad.
Cada vez más conservadores
Laura García Estévez, directora de la Unidad de Patología Mamaria y Ginecológica del Centro Integral Oncológico Clara Campal del Hospital de Madrid Norte Sanchinarro, reconoce a ELMUNDO.es que el "estudio es muy interesante y que, probablemente, cambie la práctica clínica en muchas mujeres. No obstante, ésta sólo puede modificarse en los centros que dispongan de unidades de mama con equipos multidisciplinares".
Para ella, "la evidencia científica aportada se suma a la tendencia de los últimos años que trata de ser cada vez menos agresivo en el abordaje de los tumores mamarios. Además, ahora hay tratamientos muy eficaces. Pero lo que constata, sobre todo, es que la axila no es tan determinante en el tratamiento de este cáncer como siempre se había creído".
Pero este nuevo enfoque terapéutico no se puede aplicar a todas las pacientes, sólo a las mujeres cuya enfermedad y tratamiento cumplan con los criterios establecidos en el estudio. En él, participaron 891 voluntarias de 115 centros con una edad media de 50 años que fueron seguidas a lo largo de 6,3 años. La mayoría de ellas tenía tumores con receptores de estrógenos positivos en estadio temprano (fase T1 o T2, es decir, menores de 2 centímetros), con uno o más ganglios afectados, sin metástasis y que no habían sido sometidas a mastectomías radicales.
Así, los científicos dividieron a las mujeres en dos grupos. Mientras que a uno de ellos sí se les realizó el vaciamiento axilar, en el otro no se procedió a la extirpación de los ganglios. Todas fueron sometidas a una tumorectomía (resección del tumor) y a radioterapia. Además, y según la decisión del oncólogo, recibieron terapia sistémica adicional (radioterapia, quimioterapia o terapia hormonal).
"El objetivo inicial fue reclutar a 1.900 mujeres pensando que la mortalidad final sería de 500, pero el ensayo se suspendió precipitadamente porque la mortalidad fue más baja de la esperada", reconocen los autores de la investigación.
Los datos revelan que el 90% de las participantes de ambos grupos sobrevivió por lo menos cinco años. Las tasas de recurrencia del tumor en la axila también fueron similares, menos del 1%.
Pese a los datos positivos, la doctora Estevez reconoce algunas limitaciones al trabajo, como "no conocer exactamente quiénes de ellas recibieron quimioterapia, o que el estudio no se relizara finalmente con las 1.900 participantes, como se diseñó en un principio".
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