A Enrique Conesa, barcelonés de 55 años con un grave cáncer terminal, solo le queda morir tranquilo, sin dolor y rodeado de los suyos. Será dentro de pocas semanas. Pero ni eso resulta sencillo: la morfina que consume desde septiembre por vía oral le hace cada vez menos efecto y lleva ocho meses esperando una cita con la clínica del dolor del hospital de Mataró para obtener la primera administración del analgésico por vía intravenosa, la forma de administración más potente, junto a las pautas para las siguientes dosis y la receta médica. "Se nota que aguanta sufriendo, le duele horrores: Los médicos dicen que le queda un mes de vida. No quiero que muera como un animal", ruega con entereza su esposa, Antonia Benegas, de 52 años
El hospital de Mataró cita para marzo a un enfermo terminal aquejado de intensos dolores - El centro ignoró las quejas de la familia hasta recibir la llamada de EL PAÍS
sábado, 26 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario