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sábado, 7 de enero de 2012

Encuentran en la sangre humana restos de productos químicos tóxicos procedentes de las envolturas de la comida rápida





Productos químicos tóxicos utilizados en los envoltorios de la comida rápida migran fácilmente a la sangre humana, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Toronto y publicado en la revista Environmental Health Perspectives.

Alimentos grasos como la comida rápida y las palomitas de microondas son regularmente envueltos en papel o cartón recubiertos con ésteres de fosfato perfluorados (PAP), que evitan que el agua o la grasa se filtre a través del envase. Un estudio previo del mismo equipo de investigación confirmó que el PAP puede pasar del embalaje a los alimentos, y por lo tanto ser ingeridos. Este es un tema de especial preocupación, ya que el cuerpo puede metabolizar los PAP en una clase altamente tóxica de sustancias químicas llamadas ácidos carboxílicos perfluorados (PFCAs).

El más infame de los PFCA es el ácido perflurooctanoic (PFOA, también conocido como C8) ingrediente activo del teflón. Los PFOA y PFCAs se han relacionado con una amplia variedad de problemas de salud, incluyendo cambios en el colesterol y las hormonas sexuales. Se han producido tumores e incluso muerte infantil en estudios con animales.

“El PFOA utilizado en sartenes antiadherentes (envases de comida rápida, alfombras, muebles y un sinfín de otros productos de uso cotidiano) se acumula en los cordones umbilicales de los bebés y retrasan de su crecimiento y desarrollo cerebral, según dos nuevos estudios publicados en la prestigiosa revista Environmental Health Perspectives (agosto de 2007) “, señala Andreas Moritz en el libro Secretos intemporales de la Salud y el Rejuvenecimiento.

“Los bebés nacidos con cordones umbilicales que tenían las mayores concentraciones de PFOA nacieron, más delgados y con menor circunferencia de la cabeza que los otros”.

En el nuevo estudio, los investigadores expusieron a ratas a los PAP y confirmaron que se metaboliza el PFOA.

“Este descubrimiento es importante porque nos gustaría controlar la exposición química humana, pero esto sólo es posible si entendemos el origen de esta exposición”, dijo el investigador Scott Mabury.

Señaló que los resultados de los intentos de refutar “para localizar el culpable de la exposición humana a la contaminación ambiental resultante del uso de productos químicos pasados en lugar de las sustancias químicas que se encuentran actualmente en producción